Dawn

Es una realidad que el amanecer suena a castigo para muchos. Levantarse a las 6:30 de la mañana fastidia, y enoja, en ocasiones. Yo lo viví durante años, hasta tener que levantarme a las 4:30 am en un Londres lluvioso, frío, y horriblemente desapacible. Soy más bien un ave nocturna, un “owl” que no un “early bird”. El silencio de la noche me llena y me da una infinita creatividad para leer, escribir, y escuchar música. Pero el despe suele sonar a las 7:30 y no protesto. Hasta frecuentemente me levanto antes de que suene. La responsabilidad impera, como para muchas personas. Tampoco estoy tallado para permanecer en la cama hasta las 10:00 o las 12:00, por Dios. La vida es mucho más interesante y hermosa que la cama. Como se suele decir “para gustos los colores”, y definitivamente los tiempos, las horas, la vida, y el sentir latir lo que nos envuelve y a quien nos importa es muchísimo más interesante y fructífero que la vida entre las sábanas. Don’t you agree?

Una vez más saco a colación mis clases, y hace tan sólo dos semanas hablaba en una unidad de “News and Views”. Mis alumnos se quedaron atónitos, por utilizar un adjetivo correcto, cuando les propuse con materiales que aún guardo tras muchos años de enseñanza hablar de los “titulares de periódicos y revistas, con una variedad de lo que en Reino Unido son los famosos “tabloids” (no deseo explicarlo aquí) y los textos a otro nivel (“The Guardian, The Independent, The Telegraph, The Times, etc.), es decir, prensa de calidad, aunque ésta provenga de diferente orientación política, y que forman parte del saber y discernir sobre lo que pensamos y decidimos finalmente. Me llamó la atención cuando llegué a Londres que la mayor parte de viajeros en el metro tenía entre sus manos la primera (“tabloids”). No sé si por el “gossip” (cotilleo o prensa rosa), o por encontrar en su celebérrima página 3 a una señorita con poca ropa, por no decir casi en pelotas. De nuevo, apelo a lo dicho: “para gustos …”. Es lo que se vende. Mientras aquellas publicaciones cerraban las ventas con casi un millón y medio de ejemplares, las serias y reconocidas a nivel nacional difícilmente llegaban a los quinientos mil. Me produce repugnancia que tanta imbecilidad llegue a estas cotas. No obstante, lo mismo nos ocurre en España cuando se enciende la TV y asistimos a programas que destruyen literalmente el pensamiento y la razón. No diré cuáles. Mejor me callo o me encenderé aún más. No se trata de cultura, sino de sensatez. ¿Me equivoco?

Volviendo a retomar el “heading” de mi artículo, y disculpad el exabrupto y la mala leche, quisiera centrarme en lo que realmente importa.

La luz y la primavera van resurgiendo cuando estamos a punto de cerrar este mes de abril, el deseo de mucha gente que, casi con toda seguridad, abrirá las puertas a otro tórrido verano, si bien con cambios últimamente imprevisibles. Una loca meteorología que nos lleva de cráneo. Es, en gran parte, lo que hemos hecho los humanos de ella. Sin objeciones, excepto la estupidez de quien dirige el medio ambiente y no le da la vuelta a la tortilla. Así, se acabará quemando. Y no es un “cremat o socarrat” como en la paella o la fideuá.

La mañana es siempre maravillosa, de modo que ese amanecer resulta un alivio cuando regresamos a la experiencia de la vida, de nuestro día, nuestra historia, y comenzamos a llenar la jornada con lo mejor que podemos. No siempre es así, pero intentarlo es todo un desafío y una gran aventura. Y esto ya es motivo para disfrutar de la mañana. Sin duda alguna, dar los “buenos días” al vecino de la escalera, o al panadero si te vas a comprar la hogaza a primera hora es de buen recibo. Todos agradecemos un saludo y una sonrisa, y esto no cuesta nada.

Hace años trabajé con una amiga del alma en su panadería en Alicante para ayudarla a levantarse de un grave revés en la vida. El hablar idiomas hizo el resto, pero sonreír a las 6:00 aún de noche también. Las cosas en la vida son más simples de lo que pueden parecer. Y estoy seguro de que esto lo habéis experimentado sin necesidad alguna de mis pobres palabras. Dicho queda.

Os deseo a todos un feliz “amanecer”, un feliz “día” y una pizca de alegría para iluminar vuestra vida siempre.

Esta canción de Cat Stevens ayudará a entender ese amanecer.

fran


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